top of page

Suerte miedo

  • Foto del escritor: María Claudia Dávila
    María Claudia Dávila
  • 22 feb 2017
  • 2 Min. de lectura



Tenía 13 años y estaba jugando como juega cualquier niña a esa edad; estaba corriendo, corriendo a la máxima velocidad que podía y en mi mano izquierda tenía una botella de agua. La razón por la cual corría es porque adelante mío estaba un amigo, el doble de alto que yo y él también corría, doblemente más rápido que yo. Yo solo lo quería mojar y reírme un rato. Pero no me pude reir mucho; toda el agua que le había intentado echar estaba en el piso y entre la euforia y las ganas de alcanzarlo, mientras corría me resbalé hacía adelante y claro, mi instinto de cubrir mi cara me hizo poner las manos en el piso y lo primero que escuché fue un "CRACK".


Fue horrible, yo no podía entender, y menos a esa edad, cómo podía existir tanto dolor acumulado en un solo punto de mi cuerpo. Mi brazo era como una "S" y efectivamente, ese "CRACK" fue el sonido de los dos huesos de mi pequeño brazo partiéndose en cinco pedazos.


Aprendí muchísimo en ese tiempo. Fue dificil, me exigieron guardar reposo y abstenerme de hacer muchas cosas durante casí 3 años... y yo estaba acostumbrada a hacer ejercicio todos los días, a moverme muchísimo y a arriesgarme a hacer de todo lo extremo, literal no tenía ningún filtro. Pero ese tiempo fue bendito, me enseñó muchísimas cosas; entre las cuales podría destacar el hecho de tener paciencia y de respetar el cuerpo.


El cuerpo es nuestro vehículo por eso deberíamos cuidarlo con amor. Comer bien, descansar y darle lo que pide para estar bien. Yo quería hacer todo YA en ese momento, quería mejorarme YA y poder hacer ejercicio YA. Pero mi cuerpo necesitaba recuperarse por lo que aprendí a tener paciencia y confiar en el proceso.


Hoy, que hago yoga, a veces se me olvida eso que ya aprendí. "Todo es un proceso, calma" Jajaja esas son palabras que me repito cuando se me olvida que yoga no es un fin en sí mismo sino un camino y un proceso lento de caminar. Ahí voy caminándolo, cada vez menos acelerada, cada vez, más tranquila. Sin miedo de caer, sin miedo de romperme porque sé que detrás de la caída hay muchos aprendizajes esperando a ser descubiertos.

Esta soy yo practicando la parada de manos, duré un segundo en equilibrio y PUM me caí jaja


Comments


Entradas recientes
Archivo
bottom of page