top of page

Mi primera impresión sobre Indonesia

  • Foto del escritor: María Claudia Dávila
    María Claudia Dávila
  • 28 feb 2017
  • 5 Min. de lectura

Después de varios meses haciendo un proceso larguísimo y retador mentalmente, llegué a Indonesia. Vengo a trabajar en la Embajada de Colombia en Jakarta como pasante pero también vengo con muchos sueños en el bolsillo, vengo con mi cámara, esperando encontrar imágenes para hacer mi propio documental y vengo con mi corazón lleno de ganas de viajar y conocer este país y sus alrededores.


{lo chevere de la escritura, es que uno puede hacer elipsis de tiempo}


Después de 36 horas de viaje, en una escala que fue desde Bogotá, cuidad dónde nací y dónde vivo actualmente, a Los Angeles a Hong Kong y a Jakarta, estaba totalmente tiesa o entumecida, dígase como se quiera decir. Tantas horas sentada intentando distraer mi mente a punta de todo entretenimiento posible, me tenían cansada, y yo con la impaciencia que me caracteriza, solo quería llegar ya.


Llegué y al salir del aeropuerto lo primero que vi fue a muchas mujeres tapadas de cuerpo completo mirándome fijamente. Yo no podía entender cómo podían estar tan tapadas a una temperatura que casi superaba los 30 grados centígrados. En mi discernimiento que se daba en mi cabeza al tiempo que intentaba buscar al señor que me iba a recoger, pasaban todo tipo de pensamientos como: "¿y, si este man no llega?" "¿qué hago con el idioma?" "¿no se estarán cocinando estas mujeres?" "¿Estoy oyendo unos cantos raros o estoy loca?" Entre la lora que hablaba en mi cabeza que no paraba de procesar todo lo que percibía en este nuevo mundo, pude ver al señor que me iba a recoger con un letrero que decía "Mrs. Maria Claudia" ¡Qué alivio!


*Gracias embajada por esa atencion, se les quiere un resto *


Ese señor era puro estilo, imagínense esto; un mansito de unos 45 años trigueño, con rasgos medio indígenas y medió asiáticos , con el pelo decolarado a blanco y con ese peinado que le dicen "mullet fish", rapado a los dos lados. "¡Parce que chimba!" Fue mi reacción mental. El man me llevó en el carro de la embajada y resultó llamarse Andry, depronto lo estoy escribiendo mal, pronúncienlo cómo se lo escribo en español e imagínese por amor a Dios o a Alah, que lo estoy escribiendo bien. Andry, podría describirse como lo que en Colombia llaman "bacán", una persona demasiado amable y dispuesta a ayudar y aunque no hablaba muy bien inglés me contó que hacía dos años trabajaba en la embajada y que estaba feliz. Otras preguntas no las pudo responder por el simple hecho que no entendía lo que yo le decía, pero su respuesta era aún más simpática; solo se reía y me decía "yes ". Andry me llevó hasta mi kost, donde viviré los próximos seis meses o eso creo hasta ahora, y allí comenzó mi aventura. (¿Eso sonó muy "dora la exploradora"? Espero que no, jaja)


De ahí pa' lante, he vivido muchas cosas que me han impactado y como ya me dio pereza escribir de manera cronológica, quisiera contarles las que más me volaron la mente. Como a los dos días de llegar fuimos al "Monas" un monumento tradicional que hace alusión a la independencia de este país. -<Paréntesis: antes de independizarse hubo tres colonias en este lugar, Portugal, Holanda y Japón, la independencia fue en el 45> Este paréntesis ayuda a entender esto que les voy a contar; a este monumento nacional fui con una amiga que también iba a hacer su práctica en la embajada, y para nuestra sorpresa unas 50 personas locales (no estoy exagerando) nos pidieron fotos con ellos . Yo no entendía y al principio me parecía amable pero después empecé a percibir un culto a lo foráneo de parte de ellos que no me gusto del todo. (Siempre he estado a favor de valorar la raíz por eso se me hace muy extraño el culto a lo extranjero).


Lo que aprendí después, investigando y preguntando, es que este país ha estado muy cerrado al mundo a lo largo de la historia, por eso ver a alguien diferente, es supremamente impactante para ellos. Igual, no me para de sorprender... Hay muchas cosas que me hacen pensar que hay un sentimiento de culpa o de falta de raíz en su identidad por el hecho de que aman lo blanco, rechazándose a sí mismos por su tez (en las tiendas las únicas cremas para la piel, jabones, exfoliantes, entre otros productos de belleza, son para blanquearse la piel)


Segunda cosa, acá la gente es muy espiritual. Más allá de la religión y la devoción en sus prácticas religiosas, acá las personas son realmente amables. A pesar de que la ciudad es caótica, he percibido que la gente no se estresa y viven su vida con más calma. Es muy chistoso porque dicen que los que llegamos acá, venimos a hacer nuestro curso de paciencia y no creo que sea mentira, porque acá la mentalidad de productividad y efectividad en términos de tiempo no existe como lo hace en otros lugares que he conocido. Acá todo es más lento, la gente no tiene afán de nada, van en otro ritmo y disfrutan más de su vida. No quisiera hacer ninguna conjetura porque realmente nadie lo puede hacer, pero mi teoría es que la gente le dedica mucho tiempo a su vida espiritual, rezan 5 veces al día y por toda la ciudad hay mezquitas en dónde se oyen cantar y catedrales donde se perciben los rezos, estoy segura que eso los pone en otro ritmo y como la mayoría de la gente es musulmana, entonces, la mayoría de la gente está en esa misma onda.


Cambiando de tema, también resalto lo que para mi es una de las paradojas más grandes y es que por un lado, Jakarta en general es un centro económico que está creciendo rapidísimo, hay edificios altísimos por todas partes y muchos centros comerciales de 5 pisos o más, pero por otro lado, la ciudad en general es sucia y le falta desarrollo en ese sentido. Lo del comercio es realmente impresionante, dicen que una de las actividades para hacer en Jakarta es irse de compras, y esto se puede hacer de dos formas; una comprando lo local que es demasiado barato, dos; comprando en tiendas de marca internacionales que como en todas partes, es más caro, pero realmente encuentras desde Channel hasta Forever 21 y todo lo que te quieras imaginar. Esto, contrapuesto al hecho de la suciedad de la ciudad, muestra la paradoja que les estoy explicando. No hay buenos sistemas sanitarios, hay mucha basura en la ciudad, no hay alcantarillas y tampoco hay una cultura de separar los residuos. No entiendo cómo la gente puede vivir así... es común ver ratas pasar por las calles y ver también como la gente vive tranquila así, nunca se alarman con eso. Tampoco hay andenes. Yo no entiendo de verdad, cómo se puede desarrollar así la vida entera, caminando entre los carros y teniendo muchísimo cuidado de no meterse tanto en la via porque realmente los conductores no es que sean los más cívicos del mundo.


No entiendo. Pero bueno, no hay que entender todo, solo me dedico a observar, a intentar entender y a escribir lo que me queda.


Estas anécdotas y percepciones han sido solo algunas de todo lo que he vivido en este maravilloso país en el que solo llevo un mes. Mi promesa conmigo misma y con ustedes es seguir escribiendo y documentando de diferentes maneras el resto de mi viaje. Si alguien tiene alguna pregunta, queja, comentario o reclamo, ¡bienvenido sea! Puede escribirme si gusta o si quiere venir también se le puede colaborar con la cuestión.


Abrazos



Comments


Entradas recientes
Archivo
bottom of page