Yogyakarta
- María Claudia Dávila
- 20 mar 2017
- 3 Min. de lectura

Llevo aproximadamente dos meses conociendo este país, pero mi llegada a Yogyakarta fue clave para entender más esta cultura. Viajamos nueve horas en un tren desde Yakarta hasta esta ciudad que queda en la Isla de Java y conserva tesoros culturas como ningún sitio que hasta ahora he conocido del país. Lo primero que tengo que decir, es que el tren me sorprendió, pensé que iba a ser precario y caliente, pero era cómodo, con aire acondicionado y hasta vendían comida de buena calidad (enserio tengo un problema con el picante de la comida de acá jaja, me cae muy mal es muy fuerte). Salimos a eso de las 10 de la mañana y llegamos a las 7 de la noche, no tan cansados pero sí con ganas de conocer este lugar mágico del cuál todo el mundo habla y del cual se pueden ver fotos que realmente sorprenden.
Nos levantamos a las tres de la mañana del otro día y tipo cuatro, nos recogió un chofer que nos llevó a ver el amanecer por 30.000 rupias (2.50 dólares) a una montaña. Fue realmente lindo, el cielo estaba despejado y pude disfrutar del frío mañanero que siempre me ha hecho sentir viva. El ambiente me susurraba: "¡RESPIRA!" y eso hice mientras cerraba los ojos.

Más tarde fuimos a Borobudur, el templo Budista más grande del mundo y el cuál guarda millones de significados en su arquitectura, sobre la cosmovisión budista, la iluminación y el vacío, principios antiquísimos pero, universales y atemporales. El templo está dividido por niveles desde lo más bajo, hasta lo más alto. Lo más bajo simboliza lo más corpóreo, los placeres y el instinto, luego, lo más alto simboliza el camino de la disciplina y la observación de la mente, por último, el nivel más alto en el que hay una gran campana, representa la iluminación, el estado de total vacío, en el que ya no hay cuerpo, solo hay una eterna presencia. ¿Por qué campanas? Las campanas representan el llamado a la meditación de los monjes que meditaban horas y horas enteras. Me encantó este lugar y quiero volver mil veces, lo recomiendo mucho y sí se puede contratar un guía que explique el significado de cada detalle, mucho mejor. Sentí mucha alegría y pude entender un poco más la vida de la devoción de estos monjes budistas que se dedican toda su existencia a observar su mente y a meditar con el fin de encontrar ese estado de vacío y de no juicio, en su presente. Tengo que confesar que se me erizó la piel mil veces, la energía del lugar es impresionante y habla por sí misma.

"Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno"- BUDA
Otra experiencia muy linda que tuve, fue ir al Palacio del Sultán. Yogyakarta es la única ciudad en Indonesia en la que su forma de gobierno es un sultanato de la época precolonial. En la ciudad hay dos lugares importantes para entender esto; Tamansari y Kratón. El primero, es el antiguo centro de recreación del Sultán, hay una piscina enorme y la arquitectura es hermosa, las críticas que he leído resaltan su mal mantenimiento, sin embargo a mi me pareció interesante ver las paredes corroídas y los objetos viejos, eso es memoria también y muestra los años del lugar.
Kratón es por su parte, el palacio de los sultanes y es imperdible. Nosotros tuvimos la oportunidad de ver la danza tradicional y la música de la región. Me sorprendió mucho y me tocó el alma. Tengo videos que pienso editar cuando tenga más material y los pondré en este espacio pero por ahora les cuento; la música que emite sonidos místicos y etéreos, compuesta por unos 30 músicos, acompaña la escena de la danza que no solo se basa en movimientos sino que llevando un hilo narrativo, cuenta una historia. Tengo que confesar que mi mente, configurada en "modo hollywood" y una rápida estructura aristotélica (inicio-nudo-desenlace) se desesperó un poco viendo una historia que transcurría de forma l e n t a , sin embargo, no puedo decir que no rescato la capacidad de estos artistas que son capaces de hacer sentir tanto por medio de su cuerpo y de su música. * Estoy enamorada del sónido del GONG
La última experiencia sobre la cuál quiero hablar, aunque sé que me faltan mil cosas más por hablar, es sobre el terremoto de Java del 2006. Fue muy fuerte y la cifra fue de aproximadamente 8.000 muertos. Fui al museo que conmemora a las víctimas y definitivamente, esto me sensibilizó mucho.

Mi reflexión fue la siguiente; en un lugar tan maravilloso, con tantos tesoros culturales de hace millones de años y con tanta sabiduría transmitida de generación a generación, la muerte sigue presente. Esa es la vida, maravillosa, hermosa, llena de cosas lindas pero finita, ilimitada, por eso, hay que aprovecharla hoy y hacer de ella nuestro propio tesoro.
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