Afuera los alepruces
- María Claudia Dávila
- 24 mar 2017
- 3 Min. de lectura
Esta semana por cosas de la vida, me he sentido afligida por comentarios, malos tratos y personas difíciles que no tienen mucho tacto para comunicarse. Yo sé que como hago yoga y todas esas cosas, la gente piensa que para mi sería más fácil llevar este tipo de situaciones pero la verdad es que sigue siendo un reto (y un reto bastante grande, jaja) . Siempre he sido explosiva y cuando me cogen en un mal momento puedo llegar a ser muy ofensiva. Pero lo que he aprendido últimamente de todas estas experiencias es ser más paciente. Una de mis mejores amigas me dio la mejor definición de paciencia que jamás había escuchado, y es "ser lenta a la ira". Entonces lo que he optado por hacer es quedarme callada, R E S P I R A R profundo y alejarme, para no dejar que esa ira se apodere de mi, porque YO tengo el poder, no ella. Cuando me alejo sigo enfurecida pero sé que voy por buen camino porque decidí alejarme en vez de reaccionar con rabia. Es todo un reto, de verdad que sí. Pero ¿por qué decido hacerlo? Para alejarme de la mala energía, soltarla y luego restablecer una energía linda en el ambiente.
Es difícil hablar de esto, reconocerme imperfecta, reconocerme humana, pero creo firmemente que ese es el camino a la libertad; el eterno autoconocimiento para poder transformarme y crecer.
Hace poco, hablándole de todo esto a mi mamá, que es un ser humano muy sabio, me dijo que me alejara a los alepruces (alepruz significa algo que tiene mala energía) . Yo no entendía que quería decir con esto y le pregunté y me contó que esta palabra es muy antigua y que solo se usa en algunas regiones de Colombia y que mi Abuelo, divino y hermoso siempre le decía que no dejara que los alepruces se metieran en su mente. ¡He ahí la clave, LA MENTE!

Mi reflexión fue la siguiente; todo en la vida se puede convertir en un alepruz; TODO por más "bonito" que sea. Todo lo que infecte e intoxique la mente con odio, rabia, obsesión, ira e inseguridad puede ser un alepruz. Dejar que un alepruz entre en la mente de uno es ceder el poder. Ceder el poder de ser uno mismo, ceder el poder de su alegría, de su buena energía y de sus sueños más grandes.
Hoy decido que mi mente solo va a ser un espacio de amor y felicidad, que cada vez que hayan alepruces buscando un hogar, yo voy a enfrentarlos como sea el caso y no los dejaré entrar a mi mente, mi espacio sagrado.

"Y uno aprende
Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma.
Y uno aprende que el amor no significa recostarse y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender... que los besos no son contratos y los regalos no son promesas.
Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Y uno empieza a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale,
Y con cada adiós uno aprende."
J. Luis Borges
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